Tres poemas del Libro de la cántiga de pasión (Editorial Duino, 2019)
Dinámica inconsciente
Tú que tienes los ojos para siempre en el mar,
¿para qué quieres el saber de amar?
Los canales se internan en los álamos quietos
de silencios pasados.
Los amores turbados dan su paz inerte
crepuscular de muerte.
Madrigal de razón y soledad
Cuando vuelva la muerte
de la paz de la muerte
le daremos el llanto
de razón y de gloria,
soledad de razón,
y soledad de gloria.
Cuando vuelva la muerte
con sus ojos abiertos
le daremos estrellas
y la tarde exaltada
de razón y de gloria,
soledad de razón
y soledad de muerte.
Con alguna intención de elegía
Viene en lumbre eficaz la tarde poderosa
del amor o del sueño o de la rosa.
Quien tiene corazón
recíbase en camino de la grande visión
por lo que va en los ojos de la paz, de la estrella,
de la noche, del día;
dada la soledad adéntrese la bella,
mayor postrimería.
Digamos más en lumbre, por aquí todo llanto,
de creer la justicia, de sentir el espanto.
Nunca jamás sin cruz, en olvido o memoria,
roguemos por hacer, primeramente en gloria,
la tarde poderosa
del amor, o del sueño, o de la rosa.