Editorial N°3

Los tiempos exigen. Los reagrupamientos se vuelven ámbitos fundamentales, donde pensar, respirar, y volver al ruedo. La época parece hacer retornar lo que no se había ido, pero que era acosado por retóricas y practicas colectivistas (el otro es parte, patria): individualismos recelosos, infaustos, violentos (el próximo puedo ser yo). Ante ello, resistir e insistir con la grupalidad. La costosa y desdeñada grupalidad, emerge como refugio insustituible. Aquella, que los ‘90 nos legó e instó a las microexperiencias, hoy regresa, luego de una década de promesas, proclamas, tramas mágicas, misteriosas (un satélite en utópico paradigma futurista, de desarrollo comunal, soberano, une La Quiaca y Río Gallegos), y en un hoy de niños baleados, jóvenes sospechados, demorados, detenidos, de desmedro por lo popular, por lo pobre, por el otro, por el que necesita lo que se le dio, y se acostumbró. Un hoy, de retorno alucinado al infierno de lo desigual e injusto.

En ese marco, este proyecto que comenzó como un intento de entramar voluntades, ideas, palabras e imágenes; como un modo de vincularnos (porque la amistad, como la herencia y el duelo, requieren de una tarea), ve aquella propuesta como una exigencia, un deber. Imaginar una nación, desde sus arterias acuosas, desde sus archipiélagos, sus contornos en horadación perpetua, deviene hoy para nosotros un fundamento, un hito desde donde pensar, trabajar, relacionarnos.

Vaya pues el tercer número de Carapachay a todos aquellos que repentinamente deben enfrentarse a la indigna situación del desempleado, desheredado, desalmado, preso y percutido por una época que no nos merecemos, pero que deberemos enfrentar con la prepotencia de un trabajo responsable y comprometido. Por el otro, por la patria, por que estos conceptos que supimos recuperar, resignificar, densificar, puedan seguir vinculados de modo aditivo, emancipador.

Un comentario en “Editorial N°3

  1. Estimados compañeros:
    En vuestra publicación Carapachay.com se realiza un reportaje a nuestro compañero Daniel Santoro.
    La pagina web intenta realizar un paralelo entre la película «Pulqui», de Fernandez Mouján y Santoro, y «La Ballena va llena», del colectivo Estrella del Oriente, en la que estamos, ademas de Santoro, Pedro Roth, Tata Cedron, Marcelo Cespedes y yo.
    Santoro explicó en el reportaje que en» La Ballena..» nuestro grupo enfrentó al capital con las leyes del mundo del arte, poniéndolo en evidencia. La pelicula del Pulqui, en cambio, fue una metáfora sobre el ideario peronista. Dos cosas distintas.
    Ustedes, por lo que entendí, consideran que nuestra obra aborda otro fracaso ( el primero sería el del avión Pulqui, desactivado luego de la caída del primer peronismo). De allí coligen que el peronismo siempre enfrenta frustraciones de este tipo, pero finalmente logra reconstituirse.Las dos obras reflejarían ese mismo fenómeno.
    La Ballena va llena no es la narración de un fracaso, sino de un triunfo: el de un grupo de artistas periféricos que encontraron la forma de plasmar en su obra la contradicción entre el arte y el gran capital financiero de los famosos «buitres», ante el que se arrodillan tanto los políticos «realistas», como los administradores del mundo del arte.
    La diferencia entre las leyes de la política y las del arte radican en su naturaleza. Las primeras están sujetas al escrutinio de la Historia. Las del arte no están sujetas a nada; por eso resultan difíciles de encasillar.
    Juan Carlos Capurro.
    juancarloscapurro@hotmail.com

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